Mi regalo de Navidad

Todo empezó con un simple resfriado allá por noviembre, un poco de tos, mocos por doquier, pero nada del otro mundo. Lo malo es que esos mocos, del diablo diría yo, pasaron por el canal del lagrimal a mi querido ojo derecho. Dios nos hizo muy bien, pero en ésto, yo creo que no pensó. ¿Por qué hay un canal que comunica la nariz con el ojo? Me imagino que tendrá una respuesta científica, pero ya lo digo yo: para tener tu bonito regalo de Navidad.
A principios del mes de diciembre, una mañana me miro al espejo y veo que tengo un poquito hinchado el párpado inferior de mi ojo derecho, no le di mayor importancia, pensé: cosas de la vida. Así poco a poco, día a día, aquello fue cogiendo volumen y poniéndose un poco rojo. 
Me empecé a preocupar cuando la gente en el trabajo miraba mi ojo un poco asustados, así que decidí ir al médico y poner fin a ésto. Y aquí es cuando empezó la fiesta de verdad. Ponte una crema y unas gotas, todo con antibiótico y tal y cual. Las gotas agradables y refrescantes, pero la crema era otra cosa, la crema que no voy a nombrar por no llamar al diablo te abrasaba el ojo de lado a lado y hacía que este simpático orzuelo luciera como la bola de una discoteca. Brillante y abultado, espectacular, ahora sí que tenía un orzuelo luminiscente!, de ésos que es imposible no mirar. Cada día que pasaba, ya acercándome a las Navidades, aquello se hizo más y más grande, rojo como un tomate pocho, había pasado de un pequeño abultamiento a una zamburiña de Galicia. La cosa pintaba realmente agradable, ahora ya, mis compañeros del trabajo, lejos de animarme, me miraban preocupados y me daban consejos: pásate por el ojo una llave vieja; has ido al médico? y cosas así.
Aquí vino lo peor, ya el párpado parecía que quería explotar y lejos de quedarme con mis pensamientos y nada más, miré internet y busqué mi horrible mal. Eso es lo peor que puedes hacer en estos casos, (no lo hagas). Buscas orzuelo y en la primera web que entré, leí: puede llegar a hincharse tanto que el párpado puede llegar a voltearse, pudiendo provocar una úlcera en el ojo. Vaya tela! estaba a punto de quedarme sin ojo, ya me veía con el ojo dado la vuelta como una almeja chilena. Estaba triste, muy triste y preocupado. Ví fotos horribles en internet, tan horribles que mi ojo parecía sano y todo, comparado con aquello.
Cerca de Navidad, tres días antes de Nochebuena, aquello había alcanzado unas dimensiones astronómicas, sentía el corazón en mi ojo y picaba y lloraba, así que le puse nombre, un nombre simpático para quitarle tensión al asunto, lo llamé "garbancito". Un chico en el trabajo me miró y dijo: "Dios, pero que te ha pasado!!" llevándose las manos a los ojos sin querer seguir mirando, ya por fin, me había convertido en un monstruo. Una mágica bola de navidad roja lucía en mi cara, la Navidad había llegado. El problema es que existe la creencia que si miras fijamente un orzuelo se te pega, creencia en la que debe creer todo el mundo, ya nadie me miraba a la cara...
Pensando que ésto no tenía final, una mañana vi la luz: por Dios bendito, menos mal! Una punta blanca de pus asomaba del párpado y dije: esta es la mía. Quemé una aguja, la metí en alcohol y pinché aquello y Ta-chan!, pus por todos lados, fue sin duda mi día preferido del año, qué maravilla!
Con el ojo deshinchado y arrugado como un ciruela pasa, por fín volvía a tener ojo, no el ojo más bonito del mundo, como el ojo de una modelo, no, pero un ojo, un ojo normal. Que felicidad! 
Lo malo fué que, aunque deshinchado, no cambiaba de color, seguía rojo, seguí poniendo la crema de los cojones y parecía que el final del mal estaba cerca, pero no. Estamos en enero y todavía quedan restos, sigue un poco rojo y un pelín hinchado, no se va. Empiezo a pensar que es para toda la vida, garbancito y yo somos inseparables.
Quizás debería ponerme maquillaje o un parche de pirata, ¿que pensáis? menos mal que no me gano la vida como modelo de gafas.

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