Los transformers

Se acerca el día de ir a la playa y ya me estoy acordando de lo que veo allí cuando voy, Los Transformers.  Recuerdo muy bien los años 80 y 90 cuando la gente iba a la playa con su bañador, una toalla, una sombrilla cutre y poco más, un par de críos salados que jugaban y saltaban por todos lados mientras sus padres observaban el mar desde la orilla como un marinero jubilado, sin bañarse. Allí en la playa del Palmar, que era solitaria y natural, en donde sólo había arena, sal y un chiringuito que se hacía llamar el Moro, que daba de comer a duras penas a los poquísimos visitantes de la zona.
Ahora todo ha cambiado, se ha puesto de moda Conil y por ende la playa del Palmar, que está al lado, y todos los veranos se llena de gentes de todas partes, en su mayoría madrileños con muy mal gusto, como es ya habitual por desgracia en la capital.
Cuando estoy allí tomando una cerveza en uno de los varios chiringuitos "chill-out" que tienen la música puesta incluso a las 10 de la mañana, mis ojos alucinan viendo como los turistas se camuflan con el entorno con asombrosa naturalidad. Créanme cuando les digo que soy experto en detectar transformers, pero aquello me sobrepasa, no sabes muy bien si estás viendo un grupo de chavalas de Conil o Chiclana, o del mismísimo barrio de Salamanca. No lo sabes, a no ser que te acerques lo suficiente y escuches el acento, entonces miras asombrado a una chica que parece hija del sol y te das cuenta de que sus ancestros son de Talavera o Salamanca y que nada tienen que ver con el sol, si no con el torruño y la tontería mental.
¿Dónde venderán esas ropas andrajosas, esos tatuajes de quita y pon, esas malditas pulseritas del pie?, ¿de dónde han sacado esos bronceados tan morenitos, por qué tienen cosas colgando del pelo? son muchas las preguntas que tengo y hacen que mis ojos escuezan y se hinchen de cólera. Cuando los ves montados en sus Beetles color crema o azul, levantando las manos y riendo, pasándoselo chupi, como si esa noche fueran a mojar, mi mente explota. No me vengáis con cánticos modernos y manos levantadas con la "música" de El Pescao que os tengo muy caladas, no se conoce aún que una chica de Alcobendas haya tocado pelo en una noche Colinera. Tanto arreglo y tanto camuflaje para nada, es más probable que se metan mano entre ellas en una inspiración del cannabis a que se vayan con un tipo de la noche.
Pijos de noche, hippies de día, ése es el resultado.
¿Tan difícil es parecer lo que eres? es muy simple, sólo tienes que ser tú mismo, a mi cuando me ven acercarme a la barra en su hippie bar, piensan... ¿Éste es de Madrid? nooo, no lo parece, éste es de Pioz por lo menos. Así es, yo no me camuflo, soy tal cual, como debería ser todo el mundo, natural. Que asco de mundo, lleno de transformers por todos lados, llega el otoño, van a comer cordero a un pueblo y se visten como si fueran de montería, llega el invierno y parecen esquiadores profesionales, llega el verano y son hijos del Sol. Rezo todos los días por que Dios desate su cólera sobre todos nosotros y acabe con este sin sentido.




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