Lo que primero quisiera comentar sobre el debate político que hubo anoche en Tve, es la falta de buen gusto por los productores de la cadena, y es que es imposible empeorar un plató tan triste y gris como el que vimos anoche, parecía el plató de una cadena rusa de los tiempos de Gorbachov, se ve desde los comienzos de la andadura del profanador, que los vientos comunistas entraron arrasando la cadena de todos, echando a toda la plantilla y sustituyéndola por sus amiguetes, creando una cadena sin sabor y sin color, donde el gris y el comunismo se mezclan en un baile macabro. Sin olvidar la falta completa de objetividad, pues en los descansos de diez minutos podíamos ver a unos tertulianos, que más tertulianos eran la mano dura de Stalin, dando caña al bueno de Abascal, no vaya a ser que alguien piense que Vox es un partido normal y constitucional. Muy triste ver tanta manipulación.
En cuanto al debate hubo dos ganadores y son aquellos que llevan un discurso diferente a los demás, pues todos sabemos ya, que tanto el PSOE, PP, como Ciudadanos, son regidos por lo que llaman los altos cargos de la progresía progre, que no es otra cosa que la secta diabólica de los masones. Su red clientelar, su enchufismo enfermizo, su falta total de moral en sus políticas, sólo responde a una cosa: mantenerse en el poder a toda costa, y ese es el juego de estos tres partidos. Las políticas que ellos crean no son para el pueblo, ni mucho menos, ni para los ricos, ni para los pobres, simplemente son para ellos y para sus dueños. Son muchos los planes maléficos y antiproductivos que tienen entre sus manos. Y allí estaban anoche, tirándose los trapos unos a otros con total descaro, haciendo el papel para el que fueron seleccionados, artistas del espectáculo. Como nota alegre Rivera con su adoquín y sus miles de gadgets, y los comentarios del profanador sobre la España despoblada, que no se qué le dió con ese tema, pues nunca había hablado de tal cosa, y ayer parecía que sólo le preocupaba eso. La España despoblada decía, como si fuera un tema de fácil solución, un tipo que se dedica a subir el gasoil y que jamás ha pisado un pueblo, una mierda le importa al felón la España despoblada, demagogia pura.
Pero hubo dos invitados que lo hicieron bien, Pablo Iglesias que, como nos tiene acostumbrados, con su tremenda verborrea y su discurso populista, lanzaba verdades y mentiras todas muy firmes y bien expresadas, y eso que parecía un conductor de la Sepulvedana, como leí en un tweet. No lo hizo mal, hay que reconocerlo, pero claro, cuando lees el panfleto comunista de su partido y lo que ofrecen, desborda el absurdo más increíble y te hace hasta risa, a veces pienso que el que vota a esta gente lo que quiere es poner una bomba en su casa y droga gratis.
El otro fue el ganador (desde mi punto de vista) del debate, sereno, con la mirada firme cual lobo estepario, con las ideas muy claras, sin ponerse colorado al decir lo que la progresía considera fascismo, poniendo a cada uno en su lugar, tremendo personaje que representa la constitución en estado puro, pues no se sale del libro de la concordia ni en un sola coma. Por fin alguien que quiere desmontar el chiringuito político que arruina nuestra economía, alguien que quiere asegurar una justicia justa y apolítica, alguien que dice lo que la gente piensa. Sin duda un poco de aire fresco en el horizonte. Para mis gusto, ya sabéis de que pie cojeo, Abascal el mejor. Ni comparación tiene con los demás.
En cuanto al debate hubo dos ganadores y son aquellos que llevan un discurso diferente a los demás, pues todos sabemos ya, que tanto el PSOE, PP, como Ciudadanos, son regidos por lo que llaman los altos cargos de la progresía progre, que no es otra cosa que la secta diabólica de los masones. Su red clientelar, su enchufismo enfermizo, su falta total de moral en sus políticas, sólo responde a una cosa: mantenerse en el poder a toda costa, y ese es el juego de estos tres partidos. Las políticas que ellos crean no son para el pueblo, ni mucho menos, ni para los ricos, ni para los pobres, simplemente son para ellos y para sus dueños. Son muchos los planes maléficos y antiproductivos que tienen entre sus manos. Y allí estaban anoche, tirándose los trapos unos a otros con total descaro, haciendo el papel para el que fueron seleccionados, artistas del espectáculo. Como nota alegre Rivera con su adoquín y sus miles de gadgets, y los comentarios del profanador sobre la España despoblada, que no se qué le dió con ese tema, pues nunca había hablado de tal cosa, y ayer parecía que sólo le preocupaba eso. La España despoblada decía, como si fuera un tema de fácil solución, un tipo que se dedica a subir el gasoil y que jamás ha pisado un pueblo, una mierda le importa al felón la España despoblada, demagogia pura.
Pero hubo dos invitados que lo hicieron bien, Pablo Iglesias que, como nos tiene acostumbrados, con su tremenda verborrea y su discurso populista, lanzaba verdades y mentiras todas muy firmes y bien expresadas, y eso que parecía un conductor de la Sepulvedana, como leí en un tweet. No lo hizo mal, hay que reconocerlo, pero claro, cuando lees el panfleto comunista de su partido y lo que ofrecen, desborda el absurdo más increíble y te hace hasta risa, a veces pienso que el que vota a esta gente lo que quiere es poner una bomba en su casa y droga gratis.
El otro fue el ganador (desde mi punto de vista) del debate, sereno, con la mirada firme cual lobo estepario, con las ideas muy claras, sin ponerse colorado al decir lo que la progresía considera fascismo, poniendo a cada uno en su lugar, tremendo personaje que representa la constitución en estado puro, pues no se sale del libro de la concordia ni en un sola coma. Por fin alguien que quiere desmontar el chiringuito político que arruina nuestra economía, alguien que quiere asegurar una justicia justa y apolítica, alguien que dice lo que la gente piensa. Sin duda un poco de aire fresco en el horizonte. Para mis gusto, ya sabéis de que pie cojeo, Abascal el mejor. Ni comparación tiene con los demás.
Comentarios
Publicar un comentario