El Vaporcito de el Puerto de Santa Maria

De sal se tiñe tu casco cuando cabalgas el mar,
en la bahía de Cádiz, entre jirones de espuma,
de olas de media altura y gaviotas volar,
con tu casco marinero que es el orgullo de todos,
los gaditanos y portuenses que comparten este icono,
de alegría sin igual.
Con tu sonar a motor diesel que escupe el agua del mar,
por el costado del casco y ruge y echa humo,
y no se cansa de andar, como el jovenzuelo enamorado,
que con su amada va, con la mano entrelazada y la mirada perdida,
por entre las aguas de sal.
Llevabas a buena gente a estudiar y trabajar,
unías dos pueblos alegres,
con humildad y armonía,
con saltos y alegres brincos,
luchando contra el levante,
la marea y el poniente,
siempre a punto de pintura.
Recuerdas a la feria del Puerto,
el paso de la Esperanza,
el Cristo de la Humildad,
la Cigarrera y el Carnaval.
Espero verte de nuevo cruzar la bahía de Cádiz,
con tu alegre movimiento,
decorando el horizonte como un caballo de mar,
que brinca de ola en ola y las rompe con su proa.
Espero verte muy pronto, hasta entonces,
querido Vaporcito,
en mi recuerdo estarás.



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