Siguiendo con las setas humildes de nuestros bosques, no podía faltar el boletus más abundante del bosque, el boleto anillado o también conocido como el boletus pegajoso.
Boletus con sombrero marrón, marrón-pardo, muy resbaladizo y pegajoso con la humedad, de unos 12cm. La cutícula del sombrero se puede pelar fácilmente incluso con las manos, o con la ayuda de la navaja, cutícula que tiñe las manos de un marrón que se impregna en los dedos y que luego cuesta Dios y ayuda eliminarlo. Esponja blanca-amarilla desde su nacimiento, luego se torna a un amarillo fuerte, la cual también deberemos quitar para consumirlo, pero se quita fácilmente.
Tronco firme y fibroso, de color amarillo rojizo, sin valor culinario, se piensa que es laxante.
La carne es de un blanco espectacular, resplandeciente, muy olorosa, a boletus bueno y sabroso. Una vez que hemos eliminado la cutícula y la esponja, tendremos esa espectacular carne que es deliciosa, aunque un poco blandengue, y tras soltar muchísima agua en la sartén, cuando queda doradito, es un manjar, realmente bueno.
Suele nacer en corros muy abundantes, cuando los carpóforos son nuevos el aspecto globuloso de algunos ejemplares es muy atractivo. Nace en otoño, desde septiembre a diciembre, en bosques de coníferas. Lo he visto incluso a nivel del mar, es todo un superviviente.
A resaltar el anillo, del cual le viene el nombre, es el único boletus que tiene anillo, de color blanco con tintes rojizos, el cual pierde en su madurez. En los ejemplares muy jóvenes veremos a este boletus aún con la membrana cubriendo toda la esponja.
Es muy habitual que sea despreciado, y oir: "bah, es un pegajoso de ésos" y tirarlo por los suelos, pero he de decir que es un boletus muy agradecido en la sartén, tan bueno de sabor como cualquier otro boletus más conocido, como el B.Edulis. Lleva trabajo pelarlos y dejarlos listos para el consumo, pero merece la pena coger los ejemplares con buen aspecto. Seguramente alguna vez te han dado gato por liebre, y al pedir un plato de boletus en un restaurante te han colado este magnífico boletus, pues una vez cocinado sólo un experto lo diferenciaría.
Como pasa a veces, la ignorancia es muy atrevida, y éste es un buen ejemplo de ello, una seta considerada de segunda pero con sabor de primera. Para mi gusto es una seta muy agradecida y muy sabrosa, un regalo de la creación.
Tronco firme y fibroso, de color amarillo rojizo, sin valor culinario, se piensa que es laxante.
La carne es de un blanco espectacular, resplandeciente, muy olorosa, a boletus bueno y sabroso. Una vez que hemos eliminado la cutícula y la esponja, tendremos esa espectacular carne que es deliciosa, aunque un poco blandengue, y tras soltar muchísima agua en la sartén, cuando queda doradito, es un manjar, realmente bueno.
Suele nacer en corros muy abundantes, cuando los carpóforos son nuevos el aspecto globuloso de algunos ejemplares es muy atractivo. Nace en otoño, desde septiembre a diciembre, en bosques de coníferas. Lo he visto incluso a nivel del mar, es todo un superviviente.
A resaltar el anillo, del cual le viene el nombre, es el único boletus que tiene anillo, de color blanco con tintes rojizos, el cual pierde en su madurez. En los ejemplares muy jóvenes veremos a este boletus aún con la membrana cubriendo toda la esponja.
Es muy habitual que sea despreciado, y oir: "bah, es un pegajoso de ésos" y tirarlo por los suelos, pero he de decir que es un boletus muy agradecido en la sartén, tan bueno de sabor como cualquier otro boletus más conocido, como el B.Edulis. Lleva trabajo pelarlos y dejarlos listos para el consumo, pero merece la pena coger los ejemplares con buen aspecto. Seguramente alguna vez te han dado gato por liebre, y al pedir un plato de boletus en un restaurante te han colado este magnífico boletus, pues una vez cocinado sólo un experto lo diferenciaría.
Como pasa a veces, la ignorancia es muy atrevida, y éste es un buen ejemplo de ello, una seta considerada de segunda pero con sabor de primera. Para mi gusto es una seta muy agradecida y muy sabrosa, un regalo de la creación.
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