Escleroderma amarillo

El Escleroderma amarillo o Scletoderma citrinum es un clásico de los claros de los bosques o prados frescos en otoño, antes de que lleguen los fríos invernales. No tan típicos como los famosos pedos de lobo, que hacen su aparición a principios de la temporada y son mucho más pequeños, y blancos, pero aún así, muy abundantes. 
El Escleroderma amarillo, como bien define su nombre, tiene un amarillo cítrico muy especial, el tamaño y forma varían según la dificultad de la seta a la hora de nacer, pero, por lo general, suelen tener un aspecto globoso de hasta 12 cm de diámetro, con escamas amarillas por toda su superficie. Estas escamas le hacen parecer tener la piel de un reptil.
Seta compacta y de carne blanco sucio, que se va tornando a rosada para terminar siendo negra ya en su total madurez, momento en el que la piel de reptil se romperá y dejará expuesta toda su esporada.
El sistema de esporación es muy singular y es que, como pasa en todas las especies que desarollan sus esporas en el interior, dependen de otros animales o la lluvia para su perfecta diseminación. Así pues, si pisamos una especie de éstas cuando está madura, saldrá disparado un polvillo y la ayudaremos a reproducirse.
Son muchas y variadas las especies que podríamos confundir con el Escleroderma amarillo, pero a resaltar, son las criadillas de tierra o las de ciervo, que tienen un aspecto muy similar, las cuales nacen enterradas al estilo de las trufas, pero más al raso, y por lo general son más pequeñas y no tienen escamas.
Especie no comestible y pudiera ser incluso tóxica.
Otra seta más para conocer, sin interés culinario pero muy llamativa.




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