Desde finales del otoño, en aquellas zonas arenosas de los pinares donde se cría el musgo, emergen del suelo estos ejemplares de setas con forma de pequeña patata. Carpóforos de color amarillento que se tornan a rosado cuando los frotas, y también al corte como se puede apreciar en la foto, en los bordes del mismo.
Tamaño pequeño, no más de 5 cm, parecido a un pedo de lobo pero más compacto y pesado, enterrado casi en su totalidad, pero con un pequeño trozo que sobresale del suelo muy llamativo y fácil de ver. Carne blanquecina y compacta cuando son jóvenes, que se torna a gris en la madurez y se vuelve más blanda. Abundante en los suelos arenosos de las laderas de los pinares, donde el agua no se estanca. Nace en grupos pequeños, de unos 3 o 5 ejemplares.
Comestibilidad mediocre, aunque en algunas zonas se cocinan como las patatas. Nada destacable.
Como otras especies, la patatilla del pinar es un habitante más de los bosques, sin intenciones de llamar la atención ni por su forma y vistosidad, ni por su sabor.
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