Cuando los demonios dominaban la tierra

     Hace unos días que la OMS declaró por finalizada la plandemia del covid. El teatro ya no daba más de sí, incluso los más creyentes de la tortuosa propaganda, aquellos que llevan más pinchazos que el bravo toro que arremete contra el caballo, ya empiezan a creer que es todo una farsa y resulta que solo una minoría se ha puesto la cuarta. Después de la eterna y absurda guerra que tampoco ha llamado la atención demasiado, para mí que la gente se ha cansado de tanta desgracia, ahora viene con fuerza el cambio climático. Un eterno nubarrón que nos lleva acompañando desde los años 80 cuando empezó con los agujeros de ozono.

    Este “problema” ha tenido muchos nombres, agujero de ozono causado por los aerosoles, sobre todo la laca, problema provocado principalmente por los cantantes de aquella época y de las mujeres que se ponían los pelos cardados. No tuvo mucho impacto, y poco tiempo el “problema” se esfumó. Ya en aquellos tiempos salían numerosas noticias de cáncer de piel debido a los agujeros imaginarios, aquí en España sobre todo eran por Cataluña(todo es meter miedo). Después vino el calentamiento global, hace 30 años que nos decían que las playas iban a desaparecer y yo sigo yendo a la misma playa  44 años y el mar sigue en el mismo sitio, no ha subido ni un milímetro. En el mediterráneo tampoco, y ya lo creo que se notaría, pero nada. Como sigue haciendo frío y el invierno se hace largo, cambiaron el nombre por cambio climático, así en plan genérico para que entrara todo. El modus operandi del cambio climático es idéntico al Covid, terrorismo informativo puro y duro. Hay un relato pactado desde hace tiempo a nivel mundial, y como ya todos sabemos, o deberíamos saber, los grandes medios están comprados y no son de fiar, responden a unos intereses personales. 

    Lo que más me preocupa de todo esto fue lo que se vio con el covid. Una inmensa mayoría de población convertida al nazismo, como bien decía una parlamentaria el otro día en una entrevista: “muchos se preguntarán como una sociedad justa y culta como la alemana llegó a protagonizar uno de los peores episodios de la historia contemporánea, y la respuesta la tenemos en estos tres últimos años”. Millones de personas llenas de odio hacia una mínima población que había resistido a la propaganda y que no se había vacunado. Muchos deseaban su mal, que les quitaran los derechos, que no pudieran acudir a un hospital, incluso insultos y malos tratos por parte de algunos periodistas. Hubo hasta médicos que se enorgullecían de entubar a los no vacunados y ya de paso montarles en la barca de Caronte. 

    Ahora, con el cambio climático, veo alucinado como el relato va cuajando progresivamente en la sociedad y nadie se hace preguntas, parece que está prohibido preguntar. Ya somos muchos los que miramos al cielo y vemos esas estelas blancas, en España no hacen otra cosa que dedicar dinero que no tenemos, para derribar saltos de agua y embalses, en el peor momento. Queman Asturias y casi en el mismo día aprueban proyectos de energías renovables. Huele a chamusquina lo mires por donde lo mires. Pero me pregunto, ¿otra vez se dividirá la sociedad, conseguirán ponernos en contra de nuestros familiares de nuevo? Para mí que sí, porque la gente no aprende. Es fácil adivinar que los que llevan a cabo esta agenda de la muerte son los hijos del mismísimo satanás, pero la gente normal no es mucho mejor. Y eso es lo más preocupante de todo. Incluso dentro de los “despiertos”, que más de uno solo tiene despierto un pie y con el otro va cojeando, hay odio, mucho odio y resentimiento. Hicieron muy buen trabajo social, han sabido sacar de la sociedad en general lo peor de ellos, todo bien acomodado entre buenas palabras y buenos sentimientos. Vacúnate para no hacer enfermar a tu abuelo, decían, ahora viene el: no riegues tu huerto, o moriremos todos de sed, o abandona tu coche diesel, que es el culpable de la descongelación de los polos, ¡Insensato! ¡Egoísta!… De los polos dicen jajajaja, que cosas tienen estos elitistas. 




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