Portales dimensionales y zonas de luz

     Cuando uno llega al conocimiento de la realidad de este mundo, puede notar en las personas, lugares y cosas, las energías que de ellas se desprenden. Todo lo que nos rodea está impreso en un manto de luz, pero solo algunas destacan del resto por alguna sutil razón que escapa al raciocinio. Este don de ver, solo está reservado a unos pocos que tienen la mente abierta y no se han dejado llevar por las absurdas normas humanísticas que nos rodean, sin duda el materialismo, las religiones, el ateísmo y el heliocentrismo, entre otras, son ideologías que han llevado por el camino equivocado a nuestra alma. 

    Los lugares de luz suelen ser comunes y normales, en los que te sientes bien y respiras con calma, son lugares mágicos en los que la luz perdura en la oscuridad. Hay que entender que el mundo que vemos tiene tres caras, la que tenemos delante de nuestros ojos, material y llena de colores, en donde se hace la noche y el día, estamos en un mundo dual, aquí se dan las dos cosas en todo, lo bueno y lo malo, el frío y el calor. En la 4 dimensión, están las otras dos caras del mundo, uno es oscuro, idéntico a este, pero oscuro y sin vida natural, muy bien representado en Stranger Things. En él, solo hay frío y es tan siniestro que las almas huyen de él en cuanto pueden. El otro es lo que podríamos llamar erróneamente el cielo, es alegre y vistoso, lleno de luz y su calidez es impresionante. También es idéntico a este, pero con una luz que te envuelve, en donde la hierba, las plantas y animales resplandecen como los ángeles. Los lugares de luz son aquellos sitios, que estando en el mundo material puedes notar su calidez y luz de la 4 dimensión, estos lugares no tienen su parte oscura, es por eso por lo que se ven. Sucede lo mismo, al contrario, hay sitios oscuros, normalmente apestados por alguna maldad, accidente o evento, curiosamente hay bosques enteros que apestan a oscuridad, casas, personas, etc. Quien está en el mundo oscuro y ha perdido la luz, no puede volver a recuperarla.

    Yo puedo verlos, hay lugares de luz en muy pocos sitios, y no tienen por qué ser especialmente bonitos o significativos, conozco pequeños trozos de parques urbanos, algún que otro callejón, un trozo de playa, son sitios curiosamente conectados sin motivo.

    Como he comentado, el europeo y americano está completamente contaminado, y no entienden lo que les rodea, nos han educado así para controlarnos, pero esto no sucede en todo el mundo. Un verano en Cádiz, en concreto en Valdelagrana, en un bar de copas, un africano, desconozco de qué país, no sé si porque se lo pidieron o porque les quería hacer la pascua, pintó en una de las paredes del local La Diosa de la Abundancia, también llamada Lakshmi, de la cual no voy a poner foto. Una mujer morena con rasgos africanos y tez blanca, rodeada de vegetación y frutos coloridos. A simple vista parecía el típico cuadro africano lleno de color, era bonito, pero aquel “inocente” mural, por algún motivo que desconozco, no sé si había hecho un ritual, se había convertido en un portal dimensional. Los clientes no se sentaban en esa parte de la barra, el local rezumaba un poder mágico, yo diría que maligno, que llegaba hasta la calle. Un poder ancestral, muy potente, lo invadía todo. Se lo dije a los que dirigían el local: “no sé cómo vais a poder quitar eso, os va a hundir el negocio”. Se lo tomaron a coña. Al año siguiente ya no estaban como era de esperar y lo llevaban otros pobres incautos. Le pregunté que había sido del mural, a lo cual me miró la chica estupefacta, me comentó que los clientes se quejaban, que se veían espectros y la gente no se atrevía ni siquiera a ir al baño, o quedarse solos para cerrar el bar. Picaron la pared, y pintaron encima, pero no puedes tapar con pintura el portal mágico. Ahora el local se ha convertido en otra cosa, ya no es un bar, pero puedo aseguraros que el portal sigue abierto, su magnífica fuerza sigue vigente por los siglos de los siglos. Nunca en mi vida había visto tal cosa, puedes entrar en iglesias, catedrales, etc. y jamás ver algo tan potente como aquello. El africano entendía, no solo la 4 dimensión, entendía mucho más lejos, sabía de aquellos lugares que solo están reservados a los Dioses, y sí, en aquella pared de un pub de mala muerte, el ojo de Lakshmi estaba vigilando, riéndose de todos los insignificantes humanos que íbamos allí a beber. Los africanos, los chamanes americanos y algunos asiáticos no están contaminados, ellos saben lo que hay y lo usan.

La Diosa Lakshmi



Comentarios